La innovación está llegando a todos los rincones y también a Lendoño de Abajo, un pueblo perteneciente al término municipal vizcaíno de Orduña, con 11 caseríos y apenas 42 habitantes. Desde el año pasado, sus vecinos cuentan con la primera y, de momento, única granja de cría y engorde de caracoles ecológicos.
Sus promotores, el matrimonio formado por Iñaki Cantero y Ainhoa Álava, decidieron -frente a las tradicionales explotaciones de la zona- poner en marcha un proyecto innovador con el que esperan producir este año seis toneladas de caracoles. En los próximos días, lanzarán una nueva marca al mercado, ‘Helix Naturala’, una línea de caracol natural, que se sumará a la ecológica.
La idea surgió hace unos años, cuando estos pequeños productores visitaron la Feria de Alimentación de Barcelona y tuvieron ocasión de conocer las granjas de engorde de caracol de Cataluña, lo que les llevó, tras un período de formación en helicicultura -crianza de caracoles-, a poner en marcha su propio negocio. Para ello contaron con la ayuda de la Diputación foral vizcaína y del Gobierno vasco, animados, además, por la gran tradición de consumo de caracoles en el País Vasco.
La granja Barraskibide, que empezó a funcionar con los primeros alevines en marzo de 2007, tiene una superficie de 3.000 metros cuadrados, de los que 1.800 se dedican a la producción y, como únicos empleados, sus propietarios, que están inmersos en la obtención de la certificación del sello del consejo regulador ecológico.
La primera marca que sacaron al mercado es la de ‘Barraskibide’, mediante la que comercializan tanto el caracol en vivo como en conserva. Su principal característica es que es «100 por cien ecológico», ya que, incluso, son alimentados con un pienso ecológico específico para estos pequeños animales. «Es un producto totalmente ecológico, no existe ninguna otra granja que les alimente con ese pienso, por lo que somos la única granja de caracol ecológico y no sólo en Euskadi», afirma Iñaki Cantero.
Su objetivo, dentro de la marca ‘Barraskibide’ es mantener una producción artesanal, sin llegar a producir grandes toneladas porque lo que se busca principalmente es ofrecer un producto de «muy alta calidad». Una de las características del caracol ecológico es que tiene entre un 20 y un 35 por ciento más de carne que el silvestre.
La necesidad de seguir ganando mercado, pero también con un coste menor, les ha llevado a lanzar al mercado su segunda marca, denominada ‘Helix Naturala’, con un caracol, que no se puede denominar como ecológico, pero que tendrá también una alimentación «protegida, con vegetales».
Este nuevo producto, que en un plazo de menos de 15 días estará en el mercado, también se ofrecerá en vivo y en conserva. Además, se ha han llegado a un acuerdo con Cafés El Abra para su comercialización en exclusiva.
Durante su primer año de actividad en 2007, llegaron a producir dos toneladas de caracoles, todos ellos ecológicos. En 2008, con la puesta en marcha de su nueva línea de caracol, esperan triplicar esa cifra y alcanzar casi las seis toneladas, 2,8 toneladas de la marca ‘Barraskibide’ y 3,1 toneladas de ‘Helix Naturala’. El objetivo para el próximo año es seguir manteniendo la misma cantidad de producción en el caracol ecológico y aumentar hasta las cinco toneladas el natural, lo que daría una cifra total de 8.000 kilos.
En la actualidad, su mercado es el País Vasco, principalmente el territorio alavés y vizcaíno, donde venden sus productos tanto en tiendas delicatessen, como en otro tipo de establecimientos comerciales, restaurantes, ferias o directamente a particulares. La fiesta de San Prudencio, patrono de Alava -día en el que es típico comer caracoles y los alaveses llegan a consumir 50 toneladas- o el tradicional mercado de Santo Tomás en Bilbao, son citas ineludibles para este matrimonio afincado en Orduña. Sin embargo, su apuesta es ir «paso a paso» ampliando mercado, y este mismo año esperan poder distribuir también sus productos en Madrid. El matrimonio es consciente de la dificultad que entraña producir caracoles y, por ello, su estrategia es mantener sus dos marcas e ir consolidando su mercado.
Si se logra este objetivo, su apuesta es dar un «salto cualitativo» a partir de 2010, duplicando, como mínimo, su producción, hasta las 16 toneladas, lo que los obligaría a ampliar sus actuales instalaciones y contratar empleados. «Nos dimos cuatro años para estabilizarnos y, si se consigue, en 2010 se daría el salto», destaca el responsable de este proyecto, que confía en poder llegar al extranjero.
S. G. Arranz
Fuente: Dossier Empresarial