MARÍA G. YÁÑEZ/ 28-11-2004 02:33:12
BARCELONA. Abrir una granja de caracoles ya no forma parte del esnobismo. Este negocio está en expansión desde hace algunos años debido a la baja calidad que presentan hoy en día los caracoles silvestres. En Expoaviga 2004, el Salón Internacional de la Tecnología Ganadera, que se clausuró el viernes en Barcelona, estuvo presente la Asociación Nacional para la Cría y Engorde del Caracol (ANCEC).
El helicilultor o ganadero de caracoles aragonés José Melero, defendió y explicó las claves del sector en el expositor institucional del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Melero asegura que «Cataluña es la comunidad que más caracol demanda, principalmente la provinicia de Lleida, donde celebran una fiesta en su honor». Para Melero este sector está en auge y apunta que cada día se abren más granjas de caracoles. Este aragonés es ingeniero y trabajaba como diseñador de máquinaria, hasta que decidió abrir hace tres años una granja de caracoles y comenzó a criar alevines.
En su granja, que está integrada en la ANCEC, cría alevines que después vende a otras granjas donde los engordan. Además, otra de las actividades que realiza Melero en su nueva vida es diseñar las instalaciones que acogen a estos moluscos.
Los animales que comercializa la ANCEC se caracterizan por su alta calidad, pues no en vano poseen denominación de raza. Uno de los objetivos de la asociación es mantener un precio estable durante todo el año, ya que los caracoles son estacionales y en invierno hay una notable escasez y, por lo tanto, el precio se dispara. Melero afirma que «hemos logrado vender a 4,90 euros el kilo durante todo el año. Nuestra marca, Cal Jep, se comercializa sólo en bolsas de 300 gramos, de dos raciones, y nuestros clientes son sólo restaurantes».
En la actualidad, los moluscos que viven de manera silvestre están expuestos a los biocidas y otros tóxicos que se utilizan de forma masiva en la agricultura y en la ganadería. Este es uno de los motivos por el que es necesario el control del consumo caracoles, para garantizar que el que llega al mercado haya tenido una alimentación vigilada. La helicicultura persigue este fin y la ANCEC, por su parte, garantiza este control y la calidad de los caracoles mediante la comercilización de la marca de calidad Cal Jep.
Fuente ABC