Los caracoles son de siempre un manjar exquisito en muchos lugares y ahora se están poniendo de moda como remedio cosmético. Pese a su alta aceptación gastronómica en Asturias no es plato que cuente con grandes devociones.
"Se me ocurrió poner una granja de caracoles como incentivo para los huéspedes de la casa rural que gestiono, pero ahora ya estoy empezando a comercializarlos". Y es que la cría del caracol necesita una inversión inicial que ronda los 50.000 euros y varios meses de cuidados y atenciones para conseguir unos buenos ejemplares.
Granja de caracoles
La de Maite Muñiz es la última , de las dos o tres que hay, abiertas en Asturias. "Empecé el pasado mes de marzo comprando 4.000 crías y ahora tengo unos 200.000 ejemplares", aclara. Los caracoles y los elementos necesarios para el montaje de la granja proceden de Cataluña "donde hay más cultura alrededor del caracol", dice.
Esta asturiana explica que el ciclo biológico del caracol es lento y laborioso. Un invernadero de 500 metros cuadrados con largas mesas de madera de castaño cubiertas de vegetación simulan el hábitat de los moluscos. Comen pienso especial y están listos para la venta cuando a partir de cumplir los seis meses.
Cada caracol pone una media de 80 a 120 huevos que incuba durante un periodo de entre siete y diez días. En los alevines la mortalidad es alta pero al llegar a adultos, con un peso medio de unos 15 gramos ya se pueden vender. En la granja asturiana hay ahora unos 3.000 kilos de caracoles.
"Invertí unos 50.000 euros para montar la granja y comprar las crías, ahora que puede empezar a venderlos estoy empezando a tomarme en serio la contabilidad porque el precio varía dependiendo de la época del año", afirma Maite Muñiz. Las Navidades son una buena época para la venta. El precio del kilo de caracoles, directamente de la granja al consumidor puede alcanzar unos 10 euros.
Inés Montes | 6:00 - 29/11/2006Fuente: El economista